Dos nuevas compañeras para acompañar la recuperación en el Hospital Vilela

El Hospital Vilela sumó dos nuevas presencias poco habituales en sus pasillos. Zafira y Cala, dos perras especialmente adiestradas, fueron presentadas como parte de una iniciativa que busca llevar compañía, afecto y momentos de alivio a niños y niñas que atraviesan procesos de internación.
Las perras comenzarán a recorrer la sala 1 del efector, en un trabajo pensado para acompañar emocionalmente a los pacientes durante su recuperación. La propuesta se desarrolla bajo estrictos protocolos sanitarios, diseñados para garantizar la seguridad tanto de los chicos como del personal de salud.
Según explicó la subdirectora del efector, Nelly Guaymas, el programa se enmarca en un decreto del Concejo Municipal que regula los requisitos sanitarios y de comportamiento que deben cumplir los animales para poder visitar a pacientes pediátricos.
Prueba piloto en el Hospital Vilela
“Estamos muy contentos de haber podido incorporar este nuevo protocolo. Es una prueba piloto que va a durar seis meses y que habilita tanto la visita de las perras del hospital como la posibilidad de que los propios pacientes reciban a sus mascotas, siempre con autorización médica”, señaló Guaymas. En ese sentido, remarcó que las intervenciones podrán realizarse en cualquier sala y con cualquier niño o niña internado, siempre que el equipo de salud lo considere oportuno.
La funcionaria subrayó además el impacto emocional inmediato que genera el contacto con animales en el ámbito hospitalario. “Estar con animales disminuye los niveles de estrés y ansiedad. Hoy mismo vimos a un nene de unos diez años que se había levantado desanimado y, después de la visita, estaba contento. Son esos pequeños cambios los que ayudan a que un chico coma, se levante o atraviese mejor el día”, relató.
Desde el Instituto Municipal de Salud Animal (IMuSA), la coordinadora de Servicios Profesionales, Elisa Martino, destacó el trabajo previo que permitió poner en marcha la iniciativa. “Son muy amorosas y se están portando muy bien. Estamos contentos y emocionados de dar este paso, que llevó tiempo de preparación y que hoy empezamos a transitar”, expresó.
Zafira y Cala, grandes compañeras
El trabajo detrás de Zafira y Cala no es improvisado. Detrás de su calma y de la naturalidad con la que se mueven en un ámbito hospitalario, hay un proceso de adiestramiento específico. Así lo explicó Juan Gnoato, adiestrador canino del Centro de Adopción Animal Municipal (CAAM), quien destacó que la preparación comienza desde edades muy tempranas. “Hay un entrenamiento que se hace desde los primeros meses para que los perros estén adaptados a espacios con muchos estímulos, como la presencia constante de personas, ruidos y movimientos, y también a la interacción con niños”, señaló.
Gnoato remarcó que el objetivo no está puesto en una raza determinada, sino en el equilibrio emocional y conductual de cada animal. “Buscamos perros equilibrados, con buenas respuestas emocionales. Es clave el trabajo temprano, desde los 60 o 65 días aproximadamente, para que puedan vincularse de manera positiva, afectiva y segura”, explicó.
En ese marco, destacó el vínculo entre ambas perras: Zafira, de diez años, cumple un rol de guía para Cala, que tiene apenas siete meses. “Zafira es un poco la tutora y la maestra de Cala. Entre ellas se llevan excelente, y eso también se transmite en el contacto con los chicos”, concluyó.
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Gentileza: Primera Plana Rosario
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