Anticipan que la altura del río Paraná seguirá en descenso
El río Paraná transitó en un período de tres años una bajante histórica que en el final de 2022 y principios de 2023 revirtió su imagen con el final de la sequía en toda la cuenca y el mayor caudal producto de las lluvias en zona de afluencia.
Sin embargo, en el último mes vuelven a aparecer indicadores que avizoran un nuevo episodio de bajante en el Paraná aunque no con las consecuencias nefastas que trajo en los episodios de 2021 y 2022, con el nivel del río más bajo de la historia.
Desde el INA los pronósticos indican que el río seguirá bajando en las próximas dos semanas, principalmente producto de la falta de lluvias en la cuenca y afluentes que alimentan al río Paraná. Actualmente el nivel del río se encuentra en torno a los 1,83 metros, habiendo descendido en su nivel unos 179 centímetros .
"Tenemos la bajante que se esperaba en relación a la carencia de lluvias que se registra hace tres semanas en la cuenca del Paraná y del Paraguay, que son las que alimentan al río Paraná y determinan la altura en la zona de Paraná y Santa Fe", explicó el subgerente de alerta hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), ing. Juan Borús.
En tanto, agregó que si bien las precipitaciones fueron importantes, "no hacen al caudal del río. Esto es una manifestación de la bajante, pero posteriormente se va a estabilizar y no creemos que se agudice".
Hacia el final del otoño, se espera que el río Paraná tenga aguas bajas, aunque "significativamente mejor que lo que estuvimos en los últimos tres años y esperamos que siga siendo así".
Consultado por el fenómeno de "El Niño" que plantea un aumento significativo en el régimen de lluvias para toda la región luego de tres años de los efectos de "La Niña" y una sequía sin fin, el ingeniero destacó: "Está previsto que el calentamiento del Pacífico ecuatorial se desplace hacia el oeste y cubra todo el Pacífico ecuatorial. Lo que no podemos asegurar es con qué intensidad será, por eso seguimos el monitoreo del servicio meteorológico con pie de plomo porque la incertidumbre es grande”.
El Niño debe su nombre a la asociación de este fenómeno con la llamada corriente del Niño, una corriente marina cálida, estacional y ecuatorial propia del Pacífico sudamericano que va en dirección de Norte a Sur y que llega a las costas ecuatorianas y peruanas cada 2 a 7 años.
Si bien la situación irá quedando clara a medida que transcurra el año y se asienten estos parámetros, Borús no se anima a hacer una traza de las lluvias que sobrevendrán en los siguientes tres o cinco meses: "Es muy azaroso porque pueden existir varios condicionantes que cambien la intensidad y el lugar de esas lluvias. Quien haga una previsión de largo plazo en realidad estará haciendo una interpretación que no conviene afirmar abiertamente porque se puede equivocar. Sí es lícito decir que existe la posibilidad de que terminemos el año con aguas altas".
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