Un día como hoy, pero de 1993, Diego Maradona era presentado como jugador de Newell’s
Se trató de una estadía efímera, de un par de encuentros y no mucho más. Pero, también, un amor eterno, mutuo, de esos que quedan marcados en el alma y la memoria. Hace 29 años, Diego Armando Maradona, de la mano de sus dos hijas Dalma y Giannina, cruzó la cal del Coloso del Parque y fue presentado como flamante refuerzo de Newell's, con más de 40 mil corazones latiendo en las tribunas.
Llegaba desde Sevilla, equipo del que se había marchado meses atrás luego de un cortocircuito con su entrenador Carlos Bilardo. El Narigón se había animado a sacarlo en el arranque del segundo tiempo en el 1-1 ante Burgos y Diego explotó. "¡Hijo de puta! ¡La puta madre que te parió!", le propinó antes de enfilar para el vestuario.
Tal fue el enojo que no volvió a ponerse la camiseta de los españoles. Llegó a su casa, le avisó a Claudia, por entonces su mujer, que no tenía intenciones de volver más y se subieron al primer avión con destino Buenos Aires.
Con el N°10 sin club, al técnico leproso Jorge Solari se le ocurrió la idea de sumarlo y, tras una ardua negociación, logró su cometido. Fue largo el operativo de seducción: tres viajes por semana de Rosario a Buenos Aires para tratar de pulir detalles, el pedido expreso de Maradona para cambiar el horario de los entrenamientos del plantel, que arrancaban a las seis de la mañana, e, incluso, el aumento de los premios a sus nuevos compañeros.
La prensa hablaba de Argentinos y San Lorenzo, pero el 9 de septiembre de 1993, el de Fiorito firmó contrato con Newell´s y regresó al fútbol argentino después de once años. Gran parte de Rosario, paralizada, esperaba la fiesta cuatro días después.
"No quiero robarle la plata a nadie, estoy enchufado como nunca": las primeras palabras de Maradona como jugador de Newell's
El 13 de septiembre, engalanado de rojinegro, realizó su primera práctica en la cancha de Parque Independencia y los tablones se vinieron abajo. "Son los últimos años de mi carrera. Entonces, lo quiero hacer de la mejor manera. No quiero robarle la plata a nadie. Si algún día ven que no puedo dar todo lo que puedo dar, les doy la mano y seguimos tan amigos como antes. Pero estoy enchufado como nunca”, expresó Diego aquella noche.
“Cuídenlo -pidió Solari en aquel entrenamiento- no sea cosa que lo empiecen a tirar para arriba entre varios”. Oídos sordos por parte del equipo, Maradona voló por los aires y las cámaras capturaron una postal histórica.
Con el diario del lunes, se podrá decir que Diego jamás pudo alcanzar su plenitud física. Que jugó solo cinco partidos oficiales, dos amistosos y que apenas gritó un gol, frente a Emelec, el primero de todos, el 7 de octubre, y con un espectador de lujo en la tribuna. "Lo llegué a ver. Era chiquito, tenía seis años, no me acuerdo nada, pero sé que estuve", confesó Lionel Messi en una entrevista.
Y también, que solo se presentó con Independiente, Belgrano, Gimnasia, Boca y Huracán, duelo en el que padeció un desgarro muscular que, en un primer momento, lo marginaría del verde por varias semanas y, tiempos después, se convertiría en su última función con los colores de la Lepra.
Más allá de la fugacidad del momento, su ciclo no pasó desapercibido. Marcó los corazones y las pieles. La vida de más de un hincha que se reencontró con el jugador, el ídolo inalcanzable, que le brindó la mayor de las alegrías futbolísticas. Maradona marcó a Newell's y Newell's marcó a Maradona.
Con info de TyC Sports
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