Grassi acuerda con Cargill para quedarse con la aceitera Vicentín
El grupo rosarino busca ganar la puja por la agroexportadora defaulteada ofreciendo un plan de pago atractivo a los acreedores.

El Grupo Grassi, una de las principales cerealeras con base en Rosario, logró un entendimiento con la multinacional Cargill en su intento por quedarse con la defaulteada agroexportadora Vicentín, que enfrenta un concurso de acreedores. La resolución final del cram down, última instancia judicial antes de una posible quiebra, se definirá hacia fines de mes según quién presente la mejor oferta de pago de la deuda de 1.300 millones de dólares.
Grassi, segundo acreedor comercial de Vicentín, prepara una propuesta que combina su expertise en compra y corretaje de granos con la capacidad global de Cargill en trading y procesamiento. Según fuentes cercanas, la multinacional estadounidense se sumará al proyecto solo si Grassi se impone, quedando a cargo del crushing de las plantas y del comercio exterior, mientras que el grupo local se encargaría de la originación de granos.
El plan de Grassi contempla todos los activos de Vicentín y busca mantener al personal técnico de la compañía, excluyendo a familiares de los accionistas que llevaron a la empresa a la crisis. Además, se sumarían ex ejecutivos de Cargill, Cofco y otras grandes operadoras, asegurando continuidad y experiencia operativa en la gestión del holding.
En paralelo, otras empresas como Bunge, en proceso de integración con Viterra, y ACA, el primer acreedor comercial, también compiten por quedarse con partes del grupo, especialmente por acciones en la aceitera Renova. La Justicia aún no homologó propuestas anteriores que buscaban este traspaso. El juez del concurso, Fabián Lorenzini, definirá en octubre los avales a las ofertas y quién será el ganador de la compulsa.