La capacidad ociosa de la industria aceitera llega al 54 por ciento
La falta de infraestructura y políticas fiscales regresivas destruyó el entramado pyme del mayor polo agroexportador del mundo.

El Cordón Industrial de San Lorenzo, Timbúes y Puerto General San Martín atraviesa una crisis estructural. Durante 2023, la capacidad ociosa de la industria aceitera llegó al 54%, el peor registro en más de dos décadas. El desplome del procesamiento de soja, la falta de rentabilidad y el abandono de infraestructura convirtieron al mayor complejo agroexportador del mundo en un modelo primarizado y con futuro incierto.
Las retenciones, vigentes desde 1862 como instrumento fiscal, se convirtieron en una herramienta de recaudación sin retorno. “El Estado encontró una caja fácil, pero nunca devolvió lo que se llevó”, denuncian referentes del sector. Durante los gobiernos kirchneristas, las alícuotas llegaron a niveles récord: soja al 35%, maíz al 25% y trigo al 28%, mientras que la Resolución 125 de 2008 propuso un sistema móvil que alcanzaba el 45%.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, el “crush” sojero cayó un 29% en 2023, la peor marca en 22 años. Sin las importaciones desde Brasil y Paraguay, la industria habría operado con un 69% de capacidad ociosa. La falta de inversión pública, el deterioro logístico y los costos crecientes alejaron a miles de productores, especialmente aquellos situados a más de 300 km de los puertos.
El gobierno nacional anunció recientemente una baja parcial en las retenciones: del 33% al 26% para la soja y del 31% al 24,5% para los productos industrializados. Si bien el gesto fue bien recibido, desde el sector advierten que “sin infraestructura, previsibilidad ni reglas claras, no hay modelo que se sostenga”. La región no pide subsidios: exige condiciones para volver a ser competitiva.
Con información de SL24