Cultura

El lado B de Ariel Tarico

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El humorista Ariel Tarico se encuentra en Mar del Plata para acompañar a Fátima Flórez en su show “Fátima es mágica”. Intercalando sus mil voces, el santafesino contó a Cadena Oh! sus inicios en el mundo de las risas y su partida de su ciudad natal para triunfar en capital federal.

A los 35 años, Tarico es una de las personalidades más destacadas en el rubro del humor, quien ha trabajado como imitador en distintos medios nacionales. Con apenas 14 años, comenzó a trabajar en radio imitando a personalidades como Jorge Obeid y Carlos Reutemanno e incluso al actual intendente de Santa Fe Emilio Jatón.

“Comencé trabajando en lt10 lo que me implicó estar muy informado, aquella era una época de actualidad picante, en 1999, 2000 y 2001, por lo que sí o sí necesitaba estar informado”.

Tras cinco años de carrera en Santa Fe, decidió emigrar a Buenos Aires en búsqueda de nuevos horizontes y otros desafíos. Actualmente, Tarico cuenta con más de dos décadas de trayectoria, pero como él recuerda, sus comienzos no fueron fáciles.

“En Buenos Aires se trabajaba de forma más dinámica, con chiste, remate y a otro tema, no tanto diálogo como en Santa Fe. En ese momento los que hacían humor eran Rolo Villar, David Rotemberg y Claudio Rico. Había pocos en el rubro imitación, por lo que era todo un desafío, pero tuve la suerte de encajar en el programa de Néstor Ibarra, donde empecé con el segmento de “Los Fernández”, donde imitábamos a Aníbal Fernández y Alberto Fernández”.

Tras desembarcar en Buenos Aires, sus primeros pasos fueron en Radio Mitre donde compartió programa con Néstor Ibarra y Magdalena Ruiz Guiñazú, entre otros, “quienes eran personas grandes y donde yo debía hacer mis personajes para cambiar la estructura de la mañana de aquel momento” apuntó Tarico.

Sus primeros años no fueron fáciles, en sus inicios debió enfrentar a grandes productores y atravesar muchas barreras, salir al aire era, incluso, toda una ceremonia: “Ahora el público es global y lo construye el humorista. Lo que le digo a muchos que empiezan es que ahora es más fácil, porque pueden subir su material a las redes y compartirlo con mucha gente, la dinámica es otra”, reflexionó.

Pese haberse instalado desde hace varios años en Capital Federal, el humorista reconoció que uno nunca se acostumbra a la vida en Buenos Aires: “Todavía conservo ciertas tradiciones como dormir la siesta, aunque las luces muchas veces te marean y te hacen sentir importante, pero por suerte encontré gente que me aconsejó y tuve la suerte de estar contenido. En aquel entonces tenía una tía en Capital, quien en los primeros meses hizo de madre y fue una gran ayuda”.

La capacidad de metamorfosis en su voz le sirvió por mucho tiempo como forma de resguardo ante su timidez, pero hoy, como estrella consagrada, entiende que su versatilidad y humor sirven como catarsis terapéutica para hacer más apacible, por lo menos, por un lapso, la vida de muchas personas.

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