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Nuevo femicidio: era buscada desde marzo y la encontraron en el fondo de un pozo

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Elsa Noemí Mercuri tenía 64 años. Su pareja, José C., denunció en abril que lo había abandonado. Hoy será imputado de matarla y esconder su cuerpo.

El 19 de abril pasado José María C., de 64 años, llegó hasta la subcomisaría 13ª de General Lagos. Fue para dejar constancia de que Elsa Noemí Mercuri, su concubina de 61 años, había abandonado el 30 de marzo la casa que compartían a la vera de la autopista a Buenos Aires y que no la había vuelto a ver.

Sin embargo, no dejó asentada la averiguación de paradero, sólo la constancia de la ausencia. Dejando claro que no había violencia de por medio. Ocho meses más tarde, en un pozo de un molino ubicado en el predio que ocupaba la pareja, fueron encontraron restos óseos envueltos en prendas de vestir similares a las que Mercuri usaba en una foto familiar. Inmediatamente José María C. fue detenido. Y hoy será imputado por el homicidio calificado por el vínculo y por el contexto de género de Elsa.

La excusa

Elsa Noemí Mercuri vivía en la zona rural de General Lagos, a la altura del kilómetro 275 de la autopista a Buenos Aires, junto a José María C. Una casa ubicada a unos 500 metros de la ruta, sin vecinos alrededor y con un viejo molino de viento como punto de referencia. Juntos tenían tres hijos que ya no residían con ellos. La mujer era una apasionada de las redes sociales, de las que participaba activamente. Pero el 30 de marzo dejó de interactuar en esas redes y de mensajearse con uno de sus hijos, con el que mantenía comunicación diaria.

Ante la preocupación de los hijos, José les explicó que tras una discusión la mujer se había marchado del hogar bajo el grito de guerra “me tenés cansada, me voy y no quiero que me busquen”. También les dijo que había dejado su celular porque activaría uno nuevo.

Tres semanas después de la supuesta desaparición de Elsa, el 19 de abril, José fue hasta la subcomisaría 13ª y al sumariante le solicitó dejar constancia que su mujer se había ido “de forma voluntaria, sin formalizar denuncia de paradero y adujo que la mujer solía irse del domicilio. Pero señaló que no habían tenido problemas de convivencia”, explicó el fiscal José Luis Caterina.

Los pedidos

“Desde el 30 de marzo no sabemos nada de mi mamá”, escribió en Facebook por primera vez el 7 de noviembre Valeria, una de las hijas de la pareja. Lo hizo aportando fotos de su madre y dos celulares para comunicarse con ella. Un día más tarde el fiscal Caterina abrió una investigación de oficio sobre la búsqueda de la mujer.

El fiscal entrevistó a los hijos de Elsa, quienes residen en el casco urbano de General Lagos y en Arroyo Seco. Contaron pormenores de la vida de la pareja y de la familia. Entonces, y ante las contradicciones en los dichos de José al comentarle a sus hijos cómo se había marchado Elsa, que el fiscal Caterina comenzó a sospechar del concubino de la mujer desaparecida.

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Con la acumulación de indicios que fue recolectando en estos meses, el fiscal Caterina ordenó el miércoles a la tarde que efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI), la subcomisaría 13ª y Bomberos Zapadores de Rosario y Alcorta, estos últimos con tres perros rastreadores, realizaran un rastrillaje sobre el predio en el que residía la pareja.

En un pozo

Al momento del operativo José C. no estaba en la finca. El campo se cubrió de elementos similares a los vistos en series de series policiales de investigación de homicidios. Siguiendo a los perros, los bomberos llegaron hasta la boca del pozo del molino de viento en desuso. Uno de los efectivos descendió con un arnés al fondo del pozo y notó un falso piso. Al tocarlo se topo con restos óseos enmarañados entre ropas y cabellos.

Para entonces José ya estaba en la boca del pozo. Había sido demorado preventivamente en un domicilio de Sarmiento al 500 de General Lagos, que también fue allanado. Al escuchar la novedad, José se quebró e inculpó a los que trabajaban en el lugar. Una declaración sin ningún tipo de valor para la Justicia.

Contó que no recordaba en que fecha había tenido una fuerte discusión con Elsa, en la que cruzaron golpes hasta que él tomo una soga, la pasó por el cuello de la mujer y la estranguló hasta que se desvaneció. Dijo que pensó que no estaba muerta y esperó algunas horas para ver si se reanimaba. Cuando se dio cuenta que estaba muerta colocó el cuerpo en una bolsa de arpillera, lo llevó ante la boca del pozo del molino y lo arrojó en su interior.

Al revisar el pozo los bomberos secuestraron una soga, la bolsa y un machete de aproximadamente 65 centímetros de hoja. Con el hallazgo del cuerpo la causa pasó del fiscal Caterina a su par de Homicidios Adrián Spelta. Todo lleva a inferir que José desmembró el cuerpo.

Causa

Con José preso, ayer sus hijos se presentaron en el Centro de Justicia Penal (CJP) y ampliaron sus declaraciones. “Dijeron que la pareja y ellos mismos, mientras vivieron con sus padres, fueron víctimas de violencia de género”, indicó Spelta en rueda de prensa.

El fiscal adelantó que José C. será imputado por homicidio calificado por el vínculo y por el contexto de género de Elsa Mercuri. También indicó que los peritajes sobre los restos y la autopsia se dejaron pendientes. “Tuvimos un adelanto de la autopsia que por el momento se encuentra incompleta ya que los huesos que se encontraron no corresponden a un cuerpo entero. Es decir, faltan partes importantes”, indicó.

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