La Curandera Saravia será juzgada otra vez por vender drogas
Luego de ser condenada a una década de prisión como jefa de una banda narco, la mujer de 37 años enfrentará un nuevo juicio acusada de comercializar estupefacientes desde la prisión de mujeres rosarina donde está alojada
Vanesa Saravia, una convicta conocida como La Curandera por su actividad umbanda antes de ser detenida en 2019, y condenada el año pasado a una década de prisión como jefa de una banda narco con base en la capital provincial, enfrentará un nuevo juicio oral, esta vez acusada de comerciar estupefacientes desde la cárcel de mujeres rosarina donde se encuentra alojada.
Esta semana, el fiscal federal N° 1 de Santa Fe, Gustavo Onel, presentó la requisitoria de elevación a juicio para la mujer de 37 años. Según la investigación, Saravia dirigía maniobras de venta y distribución de cocaína desde la Unidad 5 de Rosario, donde purga una pena de diez años de prisión efectiva tras un juicio abreviado alcanzado en 2021 homologado en el Tribunal Oral Federal de Santa Fe.
Además de La Curandera será juzgada otra mujer. Se trata de Verónica Celeste Frías, sindicada como una de las laderas de Saravia que fue condenada en 2019 por haber traficado en 2018 más de 16 kilos de cocaína cuando viajaba en un colectivo por la autopista Rosario-Santa Fe, en jurisdicción de Sauce Viejo.
Escuchas
En enero pasado, Frías y Saravia quedaron grabadas en conversaciones telefónicas. En esos diálogos, Saravia menciona a un tal Leo y habla de almacenamiento de mercadería en alusión a material estupefaciente, según la investigación fiscal.
En otras escuchas, ambas mujeres mencionan acuerdos relacionados a la comercialización de drogas y una maniobra en un bar ubicado en inmediaciones de la terminal de ómnibus de Santa Fe. Según esgrime el fiscal en la requisitoria de elevación a juicio, días después de esa llamada, Frías viajó a Rosario y llevó estupefacientes a la cárcel de mujeres desde donde coordinó por teléfono su comercialización.
A raíz de esas escuchas, el domicilio de Frías fue allanado a mediados de febrero por efectivos de Gendarmería Nacional quienes hallaron medio kilo de cocaína, algunos gramos de marihuana y más de un kilo de polvo blanco utilizado para cortar y estirar los estupefacientes.
Con esos resultados, ambas mujeres fueron procesadas por el juez federal Reinaldo Rodríguez por el delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización. Para el fiscal, las dos “tuvieron bajo su esfera de dominio y custodia una determinada cantidad de sustancia estupefaciente con fines de comercialización, la cual fue hallada en el domicilio” allanado.
La banda de La Curandera
En septiembre de 2021, la justicia federal de Santa Fe condenó en un juicio abreviado a diez personas por integrar una red de narcotráfico que distribuía estupefacientes, principalmente cocaína, a unos 30 puntos de venta de la capital provincial y la región.
La Curandera Saravia y su pareja, Martín Albaristo, recibieron diez años de prisión como jefes de la organización, integrada entre otros por dos funcionarios policiales y el ex mediático Reinaldo Wabeke. Las penas oscilaron entre los 2 y 10 años de cárcel.
La banda de La Curandera fue desarticulada en 2019 tras una denuncia anónima que brindaba su nombre, Vanesa Saravia, como quién abastecía de cocaína a gran parte de la ciudad de Santa Fe y alrededores e incluso a otras provincias.
La investigación permitió comprobar que Saravia y Albaristo “organizaron una estructura ilícita desde la cual planificaban, coordinaban y desarrollaban actividades de almacenamiento, comercialización y distribución de cocaína principalmente en el ámbito de esta provincia, cuyo centro se encontraba en la ciudad de Santa Fe”, valiéndose de terceras personas de confianza y utilizando distintos vehículos e inmuebles en los cuales organizaban la distribución de los estupefacientes.
Según esa investigación, además de liderar una banda que vendía drogas ilegales, Saravia y Albaristo practicaban el culto Umbanda en un templo, donde albergaban a sus fieles pero también reclutaban voluntades para la realización de los ilícitos.
La magnitud de la droga que movían quedó de manifiesto en los allanamientos de noviembre de 2019, cuando detuvieron a la pareja y allanaron, además de dinero en efectivo y varios vehículos, 29 panes de cocaína, con un peso de 140 kilos.
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Fuente: elciudadanoweb.com
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