“Pese al aumento de la salinidad que tiene el agua, sigue siendo potable”, explicó un especialista
Debido a la bajante extraordinaria del Paraná, el agua en la ciudad de Santa Fe registró un cambio en su habitual sabor, el cual podría perdurar hasta que el río recupere su nivel ordinario.
“Estamos acostumbrados a un agua de primerísima calidad y es normal que tengamos preocupación por ese sabor que le encontramos, sin embargo, sigue siendo potable”, aseguró Emiliano Veizaga, docente e integrante de la Dirección General de Servicios Técnicos de la Dirección de Obras Públicas de la Provincia de Santa Fe al aire de Cadena OH!.
Si bien apta para el consumo, desde ASSA informaron un redoblar de esfuerzos para sostener la calidad del agua potable. De hecho, actualmente se realizan entre tres y cuatro controles diarios, tanto en la toma de agua como en la red de distribución.
Por la bajante, las dos captaciones que posee la empresa, una sobre el río Colastiné y la otra, aguas abajo del puente colgante, reciben mayor cantidad de aportes de los saladillos, ambos, con una importante carga salina.
El cambio de percepción sensorial “no representa ningún riesgo al consumirla”, insistió Veizaga, un discurso en sintonía con las autoridades encargadas del control, quienes revalidaron recientemente su uso, aunque no garantizaron que el panorama pueda llegar a modificarse.
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