Rosario

Aumentó la violencia en las escuelas de Rosario

"Hay más crisis social y desigualdad, todo eso golpea en las instituciones educativas” advierten los docentes.  

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Hay más crisis social y desigualdad, todo eso golpea en las instituciones educativas” advierten los docentes.

La pelea entre unos 15 estudiantes de segundo año de la escuela Luis María Drago (Buenos Aires 5318) ocurrida la semana pasada y viralizada en redes sociales, actualizó el debate sobre la problemática de la violencia en esas instituciones.

“Estamos preocupados por la alta conflictividad social que repercute en las escuelas”, remarcó Daniel Couselo, por ese entonces secretario de Amsafé, al convocar a una marcha al Ministerio de Educación de padres, alumnos y maestros para exponer la problemática. El dirigente ya reclamaba que “se diseñe una política de Estado que no sea solo de contención a estos problemas, sino de atención”.

El viernes anterior a esa convocatoria, tres nenes habían sido baleados cerca de la Escuela José Ortolani. Y un día antes una adolescente fue herida de tres puntazos en un colegio de Grandoli al 3400. “Preocupados por la violencia en las escuelas, Amsafé Rosario reclamará en el Ministerio”, indicaba el título de la nota.

Más de una década después y con matices, un dirigente del mismo gremio vuelve plantear el panorama. “Vemos el tema de la violencia con preocupación. Sabemos que no es un fenómeno nuevo, pero claramente está en crecimiento y se agrava. Hay más crisis social y desigualdad, y todo eso golpea fuerte en las escuelas”, advirtió Juan Pablo Casiello, actual secretario general de Amsafé.

Las violencias y los recursos

“La problemática se da particularmente en las escuelas medias, donde hay enfrentamientos de chicas y chicos por los problemas entre bandas de narcotráfico. Pero también hay otras formas de violencia instaladas con fuerza, como la recriminación de padres o madres contra docentes, que generan situaciones que tienen una intensidad muy preocupante. Hay más hechos, y cada vez más violentos”, indicó.

Y agregó que “las escuelas tienen pocas herramientas” para hacer frente a esas situaciones. “Deberían tener mas personal, facilitadores, tutores, más recursos de los que hoy dispone. De esa manera estaríamos mejor parados para responder a esta realidad”.

El titular de Amsafé señaló que “los equipos socioeducativos” del Ministerio de Educación (intervienen en las escuelas ante casos de violencia) “no dan abasto. Se los convoca todo el tiempo, y así no pueden hacer un debido seguimiento de los hechos, porque tienen que ir corriendo de una escuela a otra”, advirtió.

Equipos en territorio y trabajo en red

En ese sentido, recordó que desde Amsafé “hace rato se pide que esos equipos sean territoriales, que se establezcan en cada barrio o distrito. De esa manera tendrían más cercanía con la escuela, conocimiento de los docentes, del territorio. En este contexto nos parece que es cada vez más urgente dar ese paso”.

Por otra parte, el dirigente consideró que “es necesario un trabajo más conjunto de los distintos ministerios y organismos. Se debe conformar una red con vecinales, centros de salud, para pensar respuestas y estrategias en conjunto”.

Por eso sugirió que los ministerios de Educación, Salud, Seguridad y las áreas municipales traben coordinadamente: “Tenemos equipos directivos absolutamente desbordados, que enfrentan situaciones muy duras y terribles, que dejan marcas, delicadas, muy pesadas. Lo que vemos es que las respuestas o estrategias a los casos de violencia aparecen muy tarde, o directamente no existen”.

Desde el gremio docente Amsafé advierten que faltan recursos, que las estrategias desde el Estado para abordar las situaciones “llegan tarde o directamente no existen”. Piden que el gabinete socioeducativo del Ministerio de Educación (psicólogos, psicopedagogos y trabajadores sociales) tengan presencia territorial para tener más cercanía con la realidad.

El adulto y la reproducción simbólica

Para Martín Lucero, secretario general del Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), estas “cuestiones que trascienden el ámbito escolar. Hay mucha violencia en la familia, en la sociedad, en los medios. A lo que se suma lo que ocurre en las redes sociales, donde crece el ciberbullying”.

En ese sentido, marcó la responsabilidad de los adultos a cargo. “Si papá o mamá no acompañan las conductas de sus hijos hacia otros chicos, los ayudan a revisar que algo que digan o hagan puede generar malestar en el otro, estamos en problemas”.

Y puso como ejemplo la naturalización en el uso de terminología agraviante que puede despertar conductas indeseadas. “Decirle mufa a alguien es generar que sea candidato a que los compañeros le peguen, que le hagan bullying. Ahí es donde vemos que el mensaje que le estamos dando a los chicos no es positivo”, remarcó Lucero.

En esa misma línea, expuso que “los adultos deben revisar cómo solucionan los problemas propios. Hemos legitimado la grieta como solución, que hay buenos o malos, y que la solución, si no nos gusta lo que dice el otro, es exterminarlo. Y los chicos ven y escuchan eso. Debemos revisar esas cuestiones simbólicas, cuando lo que no nos gusta del otro no es bueno, lo atacamos verbal o físicamente, lo agredimos, buscamos eliminarlo o violentarlo”.

El caso de la escuela Drago motivó la intervención del equipo socioeducativo del Ministerio de Educación, y la suspensión de los chicos involucrados. Se trata de unos 15 adolescentes que desde el mismo momento en que se produjo el altercado no concurren a la escuela y realizan tareas pedagógicas en sus casas.

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