Cerró La Recova, la tradicional panadería rosarina
La esquina de Rioja y Laprida amaneció ayer con sus puertas cerradas y sus ventanas tapadas. Indemnizarán a los ocho empleados.
La tradicional panificadora La Recova, un ícono de la céntrica esquina de Laprida y Rioja, cerró sus puertas ayer tras intentar durante los últimos dos años hacer frente a la dura batalla de sobrevivir a los aumentos de la harina y a las variables de la macroeconomía en la era macrista. Los ocho empleados serán indemnizados y tanto su titular Eusebio “Pocho” López (con 70 años en el rubro) como sus familiares se encargarán de vender los activos y maquinaria de lo que fueron tres fábricas: helados, panadería y pastas.
Otro emblema comercial de la ciudad cae rendido ante la crisis que castiga duro a pequeñas empresas y comercios. La Recova amaneció ayer con sus puertas cerradas y sus ventanas tapadas.
En Laprida 898 no habrá más movimiento de clientes, sino una triste postal síntoma del efecto devastador de la economía.
Los mentores de esta firma llevaron adelante este emprendimiento por casi un siglo. López hizo sus últimos esfuerzos desde al menos 24 meses para mantener la firma familiar en pie, pero tuvo que rendirse frente al mazazo de los costos y la falta de rentabilidad.
No hubo forma de recuperarse de los gastos de abrir las puertas todos los días. Ahora, sus hijos y nietos están haciendo gestiones para poner todo a la venta para al menos recuperar algo de la inversión.
Los números dejaron de cerrar en el momento en que se necesitan al menos 80 a 100 mil pesos para sostener esta esquina funcionando. También habrá que negociar con proveedores cuentas pendientes y empezar a cotizar la maquinaria para su venta.
Ya desde el miércoles, los motores se apagaron para siempre. Los dueños prometieron indemnizar a los 8 empleados. Entre los papeles que tapan las aberturas, quedaron como testigos mudos las máquinas de las tres fábricas.
Rubro arrasado
En diálogo con LaCapital, el tesorero de la Federación Argentina de la Industria del Pan y miembro de la Asociación de Industriales Panaderos de Rosario, Jorge Vitantonio, trazó un panorama de los efectos de la crisis en el rubro.
“En los últimos cuatro años cerraron 150 panaderías. El precio de la harina se fue de 260 a 1.100 pesos en un año y medio. La suba del gas en la era Macri fue del 4.500 por ciento, la de la luz casi un 3 mil por ciento. Pasamos de pagar facturas de Litoral Gas de 700 pesos a 28 mil pesos por mes”, enumeró el panadero.
Desleal
Además del efecto letal de las variables económicas, Vitantonio también criticó la competencia desleal que ejercen quienes compran mercadería “en negro para varios locales, y fabrican insumos que se venden también a muchos comercios. Otras no hacen venta al público, pero expenden en forma clandestina con la mitad de los costos”.
El referente detalló: “Por 45 a 50 pesos el kilo de pan no se puede ni echar harina en la máquina, porque, con todo lo que corresponde, debería pagarse entre 85 y 95 pesos”.
A pocos días del recambio gubernamental en el país, Vitantonio aclaró que “el objetivo es mantenerse en pie y que el nuevo gobierno escuche”.
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